XXXI
Las horas vuelan lentas
en mi interior;
la prisa no las atormenta.
Toda quietud
pertenece a los instantes
en estos minutos.
Y me disgrego
más silenciosa
que la brisa que cruza los árboles
desnudos.
Toda quietud
está en los tiempos
residuales,
toda quietud
es absorbida,
aspirada,
impregnada,
por los ciclos
siderales
y bipolares.
Las horas vuelan lentas
en mi interior;
la prisa no las atormenta.
Toda quietud
pertenece a los instantes
en estos minutos.
Y me disgrego
más silenciosa
que la brisa que cruza los árboles
desnudos.
Toda quietud
está en los tiempos
residuales,
toda quietud
es absorbida,
aspirada,
impregnada,
por los ciclos
siderales
y bipolares.